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14 Por lo tanto, yo he jurado a los descendientes de Elí que su maldad no será perdonada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.»

15 Samuel se quedó acostado hasta que amaneció, y fue y abrió las puertas de la casa del Señor. Pero temía revelarle a Elí la visión que había tenido. 16 Entonces Elí llamó a Samuel, y le dijo:

«Samuel, hijo mío.»

Y él respondió:

«Aquí estoy.»

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